Cinco especies de árboles, como el tejo y el abedul, se encuentran en peligro de extinción en Extremadura
El tejo, el abedul, el carballo, el mostajo y el loro son las cinco especies de árboles amenazadas en Extremadura, según los trabajos de un grupo de expertos de la Junta y de la Universidad de Extremadura, quienes plasman el resultado de sus trabajos en el libro Los bosques de Extremadura. Evolución, ecología y conservación. Fernando Pulido, uno de los investigadores, y el consejero de Industria, Energía y Medio Ambiente, José Luis Navarro, presenta la obra, en la que se incluye las claves para la conservación de estas cinco especies.
Así y según recoge el Periódico Extremadura, la especie más amenazada es el tejo (Taxus baccata), catalogado como en peligro de extinción, con una población de 240 ejemplares, en seis poblaciones (grupos de árboles formados por más de 10 individuos) localizados en el norte de Cáceres.
Según el grado de riesgo, le sigue el abedul (Betula spp), con unos 470 ejemplares, distribuidos en 17 poblaciones, y con la catalogación de vulnerable. En cuanto al carballo (Quercus robur), cuenta con una población de 1.013 ejemplares, en un total de 12 poblaciones. Pulido destaca que la presencia en Extremadura de este árbol, que es de origen centroeuropeo, es "muy interesante" porque se ubica el límite sur de Extremadura su área de distribución y ejemplares albergan variante genéticas que en su opinión deberían ser objeto de estudio.
El siguiente árbol según el riesgo de supervivencia es el mostajo (Sorbus spp), que cuenta con una población de unos 500 ejemplares, confinados al macizo de las Villuercas e Ibores. En esta misma zona se encuentra el loro (Prunus lusitanica), que es la más abundante en el contexto extremeño, dado que hay unos 5.600 ejemplares, distribuidos en 27 poblaciones.
Sin embargo, esta es la especie para la que Extremadura supone un porcentaje más importante de su población europea, cifrada en unos 30.000 ejemplares, de forma que la región extremeña tiene una gran responsabilidad en la conservación de este árbol.
Para la elaboración de un plan de conservación, Pulido comenta que es necesario primero trabajar varios años en el conocimiento de la distribución y los factores que limitan a estas poblaciones.
El consejero de Medio Ambiente recuerda que este libro es fruto de un acuerdo suscrito entre la Junta y la Universidad de Extremadura en el año 2002, y que tenía por objeto, además de realizar un estudio sobre las especies más amenazadas, otras iniciativas como establecer una cartografía de los bosques extremeños y una evaluación del estado de forestación. Navarro comenta que el 82 por ciento de los árboles evaluados por un estudio del Ministerio de Medio Ambiente en 2006 se encontraban sanos o ligeramente dañados, lo que sitúa a los bosques extremeños cuatro puntos por encima de esta categoría con respecto a la media nacional (78 %).
El consejero detalla que, a finales de 2008, se cerrará un ciclo de seis años en los que en Extremadura se habrán plantado un total de 9 millones de árboles, para lo que se han invertido unos 130 millones de euros. 5 millones de árboles fueron plantados entre 2002 y 2006, y que entre 2007 y 2008 se sembrarán otros 4 millones de ejemplares de especies autóctonas, como alcornoques, robles y encinas, con intervenciones que han afectado a unas 12.000 hectáreas de ambas provincias. Entre las actuaciones concretas, se refiere a la sustitución de ejemplares eucaliptos por especies autóctonas, en un área de 1.700 hectáreas, localizadas en las zonas de Gata-Hurdes, las Villuercas-Ibores, la Siberia y zonas fronterizas tantos del norte como del sur con Portugal.