El Universitario de Badajoz, a la cabeza nacional en implantes de resincronizadores cardiacos

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El Universitario de Badajoz, a la cabeza nacional en implantes de resincronizadores cardiacos

El Hospital Universitario de Badajoz es uno de los referentes de España en materia de implantes de resincronizadores cardiacos, según ha informado la Junta de Extremadura.

Los valores de mejora y estabilidad de sus pacientes son muy positivos, gracias a la efectividad de la programación a la hora de realizar el implante, y al uso preferente de dispositivos con una vida útil de larga duración. Tanto es así, que los reportes de longevidad de los implantes de este hospital extremeño superan la media de las cifras recogidas en los informes europeos.

La terapia de resincronización cardiaca (CRT) se basa en el implante de un dispositivo electrónico que, además de realizar la función de un marcapasos, tiene la capacidad de resincronizar el latido de los ventrículos del corazón de los pacientes que sufren algún tipo de insuficiencia cardiaca, una dolencia que se manifiesta cuando el músculo cardiaco es incapaz de bombear suficiente sangre para cubrir las necesidades del organismo.

Los doctores Juan José García Guerrero y Joaquín Fernández de la Concha son facultativos especialistas de la Unidad de Arritmias del Servicio de Cardiología de este centro hospitalario. Ambos cuentan con un amplio bagaje y reconocimiento en el campo de los implantes de dispositivos cardiacos.

Según la experiencia de estos cardiólogos, la potencia de las baterías es fundamental para alcanzar esas cifras: “Para obtener un comportamiento excepcional de la batería hay que planificar el implante de manera personalizada y adecuada a cada paciente, pero seguir estos pasos con dispositivos que no tengan una batería longeva no daría el mismo resultado”.

El Hospital Universitario de Badajoz comenzó a implantar en sus pacientes dispositivos con baterías de larga duración en 2008, el mismo año de su lanzamiento, y es en la actualidad cuando empiezan a realizarse los primeros recambios.

“Todos los dispositivos que implantamos en 2008 han durado más de 11 o 12 años”, aseguran los clínicos. “Nosotros programamos el implante adecuadamente, pero además, si en el implante los valores son estables, podemos ajustar más finamente y conseguir el mejor resultado para el paciente”, afirman.

Las estimaciones nacionales basadas en el consumo de batería de los dispositivos que se siguen en remoto mostraron que las cifras del Hospital de Badajoz eran superiores a la media en España (situada entre 14,9 y 12,8 años en terapia DAI y en 10,5 años en CRT-D).

Asimismo, en comparación con los informes de longevidad recibidos desde Europa, los datos de este centro también mejoraban la media europea.

Los primeros casos de recambio de los dispositivos a partir de 2020 confirman que aquellas cifras se corresponden con la realidad. Así aparece indicado en el último reporte de longevidad realizado al Hospital de Badajoz (2021).

“Necesitamos preocuparnos porque los dispositivos se implanten con una buena batería que dure lo máximo posible”, argumentan los doctores García Guerrero y Fernández de la Concha.

“Necesitamos estar decididos a reaccionar ante las posibles variables, optimizarlas y trabajar por conseguir la mejor actuación del dispositivo en las mejores condiciones. A un paciente de 70 años es posible implantarle un dispositivo de 12 años de longevidad, y con eso sería suficiente para él. Pero sin un proceso de optimización adecuado, el dispositivo durará solo tres o cuatro años”, aseguran.

La selección del paciente, el implante y el seguimiento son procesos de una misma cadena en la que ellos mismos participan de una forma consciente: “El problema surge en aquellos centros en los que selección, implante y seguimiento los realizan médicos y unidades diferentes. La estrategia de implantar y olvidarte del paciente está destinada al fracaso”, aseveran. “En el Hospital de Badajoz tenemos 1.000 pacientes en remoto, y entre 3.000 y 4.000 consultas registradas”, afirman.

Sin embargo, la eficacia demostrada de esta terapia, junto a la ventaja de evitar la necesidad de un recambio temprano del dispositivo, y más aún en el contexto actual de pandemia por la covid-19, no son sinónimos de un uso extendido.

“La realidad es que apenas se implantan dispositivos resincronizadores en nuestro país. La tasa española en este tipo de implantes está muy a la cola de los países europeos”, lamentan los facultativos. “Hay muchos estudios que demuestran la eficiencia de los dispositivos, con o sin fármacos; la evidencia es innegable”, concluyen.

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