La Diócesis de Plasencia lamenta el escándalo por la bendición eclesiástica a una pareja homosexual

parroquia de belen miajadas
La Diócesis de Plasencia lamenta el escándalo por la bendición eclesiástica a una pareja homosexual

La Diócesis de Plasencia ha expresado su profundo pesar y desconcierto ante la polémica desatada por la "bendición" de una pareja homosexual en una parroquia de Miajadas, en la provincia de Cáceres. El evento, que tuvo lugar el pasado fin de semana en la parroquia de Nuestra Señora de Belén, ha generado un gran polémica sobre los límites y protocolos eclesiásticos.

A raíz de este incidente, la Diócesis de Plasencia ha emitido un comunicado en el que aclara que en ningún momento se trató de una ceremonia matrimonial, ni se pretendió simular un sacramento. Más bien, se trató de una bendición dirigida a una pareja del mismo sexo, según lo especificado por la institución eclesiástica.

No obstante, la diócesis reconoce que la forma en que se llevó a cabo la bendición no se ajustó a los lineamientos establecidos por la Declaración del Dicasterio para la Doctrina de la Fe, Fiducia supplicans. Este desajuste, señala la diócesis, ha generado un escándalo y una confusión que lamentan profundamente.

Desde el momento en que tuvieron conocimiento de estos hechos, asegura la Diócesis de Plasencia, se han tomado las medidas canónicas correspondientes para abordar la situación de acuerdo con el marco institucional de la Iglesia Católica.

En el comunicado, la diócesis no niega el valor de las bendiciones para parejas del mismo sexo, tal como ha sido reconocido por la Iglesia en instrucciones anteriores. No obstante, hace hincapié en la importancia de que dichas bendiciones se realicen de acuerdo con el contexto y la forma prescritos por la institución.

Por su parte, el párroco Enrique Gómez ha expresado su conformidad con el comunicado emitido por la diócesis, reconociendo que la bendición se llevó a cabo con buena voluntad, aunque admite haber pasado por alto ciertas normas eclesiásticas en cuanto a la vestimenta y duración del acto.

Por su parte, el párroco se compromete a corregir los errores y a tenerlos en cuenta para futuras ocasiones. Además, destaca el espíritu evangelizador y cristiano que inspiró la celebración, reiterando que no se trató de un sacramento matrimonial, sino de una bendición.

En la foto, parroquia de Belén de Miajadas.

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