Preocupación por los daños de los productos antiparasitarios en zonas ganaderas de Extremadura
Los insectos son esenciales para la polinización de las plantas, incluidos los cultivos, pero también para la alimentación de muchas especies protegidas.
Los insectos y otros invertebrados constituyen la base de la pirámide que forman las especies de un ecosistema natural, incluyendo también los agrosistemas, es decir, aquellos ecosistemas modificados por el hombre y que tienen una gran relevancia, como las dehesas o las agroestepas de secano.
Son esenciales para la polinización de las plantas, incluidos los cultivos, pero también para la alimentación de muchas especies protegidas, como sisones, aguiluchos cenizos o avutardas e incluso para mantener en equilibrio otros aspectos esenciales, como la calidad de los suelos o el control natural de plagas.
“El uso actual de potentes productos antiparasitarios en las zonas ganaderas extremeñas, puede estar produciendo una reducción muy significativa de la cantidad de insectos y otros invertebrados en esas áreas, con efectos muy negativos sobre la polinización, la calidad de los suelos y de los pastos. El compuesto, que se aplica al ganado en otoño y primavera, tarda días en ser expulsado a través de las heces y la orina del ganado, por lo que el ganado lo va dispersando cada año por el entorno, con efectos letales sobre las poblaciones de insectos y otros invertebrados”, destaca Marcelino Cardalliaguet delegado de SEO/BirdLife en Extremadura.
“Se ha constatado una reducción muy llamativa de los escarabajos dedicados al aprovechamiento de las heces, esenciales para descomponer y repartir por el suelo la materia orgánica”, destaca Cardalliaguet.
Se está incentivando, de la mano de los ganaderos, el uso ordenado de los antiparasitarios con el objetivo de reducir su impacto sobre las poblaciones de insectos y otros invertebrados, contribuyendo a mejorar la calidad de los suelos y los pastos.
La solución que se plantea consiste en encerrar el ganado durante 48 horas en cercas controladas de manejo, lo que impide la libre dispersión del tóxico en el entorno y posibilita la reactivación del ciclo de degradación de la materia orgánica.
Extremadura es una región de gran importancia para las aves agroesteparias en la Península Ibérica. Alberga aproximadamente un 20% de las poblaciones de sisón común de España y el 30% de avutarda. Ambas especies protegidas se enfrentan a graves amenazas y sus poblaciones han sufrido declives superiores al 50% en los últimos 15 años.
Ambas especies son omnívoras y presentan una dieta que necesita de diferentes recursos según la fase del ciclo reproductivo en la que se encuentren. En particular, los insectos son la base esencial para la alimentación y supervivencia de las crías y las hembras en la época de reproducción debido a su importante valor nutricional.