Unos presupuestos expansivos
La ministra de Hacienda, María Jesús Montero, presentó hace unos días los Presupuestos Generales del Estado para 2022 y llegó a catalogarlos como “los más expansivos de la historia”. Estos presupuestos están reforzados con una inyección de fondos europeos que tienen como fin parchear los pinchazos que se han producido durante la pandemia e incentivar la actividad económica.
Los presupuestos revelados contienen algunas novedades como beneficios fiscales para los planes de pensiones individuales, es necesario incentivar que la gente ahorre para su jubilación, ya que la paga que nos va a quedar (si nos queda) es muy posible que sea lastimosa. También la ansiada subida a los funcionarios… un 2%, pero la inflación prevista para el próximo año es del 4%,por consiguiente, se provocará una evidente pérdida de poder adquisitivo.
Y como noticia estrella está el bono cultural de 400 euros a los jóvenes y “jóvenas” que en el año 2022 cumplan 18 años (unos 470.000 beneficiarios) y una ayuda directa de 250 euros al mes para facilitar el acceso a la vivienda a ciudadanos de entre 18 y 35 años. De estas dos medidas, en la primera sólo se podrán beneficiar los que en 2022 cumplan 18 años (justo la edad de votar, que casualidad) y la segunda (la ayuda al acceso a la vivienda) es copia de una medida fallida en 2008 de José Luis Rodríguez Zapatero , el llamado cheque vivienda que costó 400 millones al erario público.
En lo que al reparto territorial se refiere, estos presupuestos priorizan a Cataluña por encima de otras regiones. Hasta el punto que la inversión en la comunidad catalana será el doble que en la comunidad de Madrid. Y no digamos con respecto a Extremadura, porque encima vamos a recibir menos que el año anterior (un 2% menos). Ya no sé ni en qué posición de la tabla estamos (posiblemente los últimos o penúltimos). Sin un tren en condiciones, sin comunicaciones aéreas adecuadas, sin un plan para arraigar la juventud a su tierra, sin una previsión para la creación de empleo, sin nada de nada y aquí…. un silencio sepulcral. Nadie alza la voz, nadie dice nada. Los representantes extremeños, incluso los que gobiernan la región, tendrían que rebelarse contra este agravio por respeto a sus paisanos, o por lo menos expresar su desacuerdo con esta humillante ofensa a Extremadura.
Hasta ahora la única valoración que ha hecho la Junta de Extremadura ha consistido en aplaudir al aparato del partido y a su inefable líder. La vicepresidenta y consejera de Hacienda ha llegado a decir que es bueno que Extremadura reciba menos del Estado, porque eso significa que necesitamos menos, pero ahí no queda todo, el mismo presidente extremeño considera positivo el descarte de la N-430 como autovía. Ha dicho literalmente: “La noticia debería alegrarnos porque, después de muchos años de promesas incumplidas y silencios, se retoma la carretera”. ¿En qué dimensión paralela está viviendo?... ¿En Jauja?... ¿En Sildavia?... ¿En Utopía? … ¿De verdad eso es lo que puede decir de una carretera con los mayores índices de siniestralidad de España?
Señor Vara, Extremadura está en la UCI, en fase terminal. En poco tiempo seremos una reserva de casas rurales para turismo ecológico, una región vaciada con pueblos fantasma y sin población joven. Unos presupuestos expansivos… en efecto, expansivos para los que están sosteniendo al gobierno con sus votos y para el propio gobierno, que lo primero que ha hecho es subir el sueldo de sus ministros.