Turismo silencioso, el lujo de viajar por Extremadura
Frente a la inmediatez, las prisas y el estrés, en Extremadura se apuesta por la vida en calma que nos ofrece la mayor parte de la región. Se da valor a los pequeños comercios, a los productos autóctonos, a la buena conversación y a largas sobremesas.
Una oferta de alojamientos de primer nivel
Del cielo a la tierra. De la observación nocturna de estrellas al paisaje único de la dehesa. Extremadura es el destino ideal para quien huye del estrés cotidiano y apuesta por un modelo de viaje pausado, en contacto con la naturaleza y la población local. Su patrimonio histórico, sus parajes naturales y su amplia oferta gastronómica y cultural la convierten en el destino ideal para los amantes del auténtico lujo que brinda la calma. Sin prisas ni masificaciones.
En Extremadura es posible alojarse en una yurta mongola mientras contemplas la inmensidad del Valle del Jerte. O dormir en una habitación inspirada en los chozos tradicionales de los pastores. O en una antigua almazara con las comodidades de un hotel de lujo.
Es tan amplio el universo turístico de esta región que podemos observar las estrellas en un complejo de astroturismo situado en una dehesa después de saborear la alta cocina extremeña con los productos de calidad que dan fama a esta tierra y la creatividad de sus chefs.
Extremadura ofrece exclusividad sin perder la autenticidad que le caracteriza. Quizás por eso la oferta de alojamientos de lujo ha aumentado de forma considerable en los últimos tiempos. A lo largo y ancho de la geografía han surgido nuevos establecimientos, sobre todo en el medio rural, que ofrecen experiencias únicas.
Por ejemplo, en El Jardín de las Delizias, en el Valle del Jerte, sus yurtas forman parte ya del paisaje de montaña de esta comarca y ha recibido, entre otros reconocimientos, el Premio Europeo de Turismo Sostenible «GrINN Awards 2022» en la categoría ‘Mejor Alojamiento Ecológico de Lujo’.
En Sierra de Gata, el Hotel Rural Hábitat Cigüeña Negra, está considerado un proyecto único en Extremadura, ya que cuenta con una ganadería extensiva propia, un olivar ecológico, una almazara y un hamman en un entorno rural de 220 hectáreas de dehesa. Su restaurante ha conquistado una estrella verde Michelin.
Visitar el Valle del Ambroz es transportarse a un lugar de contrastes, con montañas que superan los 2.000 metros y tienen nombre propio como el Pinajarro, el Valdeamor o El Camocho, y zonas de vega y dehesa a solo 500 metros de altitud. Con abundancia de agua, gargantas y ríos, que en invierno cubren de nieve las montañas. Agua que moldea, que refresca en sus piscinas naturales, como las de Casas del Monte, Abadía, Gargantilla o Segura de Toro.
Agua que cura, como la de sus balnearios, con especial protagonismo del romano de Baños de Montemayor, con un hotel donde alojarse, además de la multitud de casas y apartamentos rurales repartidos por todo el valle.
La observación de estrellas es, de hecho, una opción elegida por muchos establecimientos de categoría superior en Extremadura, debido a las excelentes condiciones naturales que se dan para la contemplación del cielo nocturno. En el establecimiento “Entre Encinas y Estrellas”, en Fregenal de la Sierra (Badajoz), saben mucho de esto porque son un complejo rural con siete casas perfectamente equipadas para disfrutar de la vistosidad del firmamento.
Desconecta2 y La Dehesa de Don Pedro, en Monesterio (Badajoz), son dos hoteles rurales de 5 estrellas que han ampliado la oferta de lujo en el sur de Extremadura, un territorio en el que destaca desde hace años el Hotel Monasterio Rocamador, ubicado en un antiguo convento franciscano del siglo XVI.
El lujo de la paz y la tranquilidad
Frente a la inmediatez, las prisas y el estrés, en Extremadura se apuesta por la vida en calma que nos ofrece la mayor parte de la región. Se da valor a los pequeños comercios, a los productos autóctonos, a la buena conversación y a largas sobremesas.
Extremadura está repleta de destinos rurales que son la alternativa al turismo masificado, porque aquí es posible una forma de vivir más relajada, en contacto con la naturaleza.
Es una forma de entender la vida y de hacer turismo, recorriendo uno de los entornos naturales mejor conservadas del sur de Europa en una aventura que permite descubrir un inmenso patrimonio histórico lleno de tesoros ocultos: yacimientos arqueológicos, monumentos romanos o castillos.
El tiempo se detiene en Extremadura, porque se valora el lujo de perderse en la serenidad de sus pueblos y disfrutar de las maravillas culturales con las que sorprende al viajero