Sellado vascular, neuromonitorización y fluorescencia, avances que hacen más seguras las cirugías de tiroides

Francisco de Santos, especialista en Cirugía General y del Aparato Digestivo en el Hospital Quirónsalud Cáceres.
Sellado vascular, neuromonitorización y fluorescencia, avances que hacen más seguras las cirugías de tiroides

La tiroidectomía es actualmente el procedimiento más frecuente, consistente en extirpar toda o parte de la glándula tiroides, que se localiza en la base de la garganta. Las tres complicaciones típicas asociadas a estas intervenciones son el hematoma, la lesión de estructuras nerviosas y el descenso del calcio en sangre. 

Las intervenciones de tiroides y paratiroides son las más comunes dentro de la cirugía endocrina, aquella que se lleva a cabo para tratar quirúrgicamente las glándulas encargadas de la producción y regulación de hormonas en el organismo. 

De todas ellas, la tiroidectomía es actualmente el procedimiento más frecuente, consistente en extirpar toda o parte de la glándula tiroides, que se localiza en la base de la garganta.

Su uso extendido para enfrentar un amplio abanico de patologías ha posibilitado que en la actualidad el cirujano tenga a su alcance una serie de técnicas menos invasivas para garantizar una mayor seguridad al paciente a la hora de entrar en quirófano. 

Para ello, no obstante, hacen falta “profesionales que tengan una sobrada experiencia en cirugía de tiroides y paratiroides, y un centro que cuente con los recursos técnicos necesarios para llevarlas a cabo”. 

Así lo ha expresado el doctor Francisco de Santos, especialista en Cirugía General y del Aparato Digestivo en el Hospital Quirónsalud Cáceres, que destaca los avances en seguridad en unas intervenciones que “en 1.850 estaban prohibidas por su alta tasa de mortalidad, mayor de un 40%".

Como recuerda el especialista, las tres complicaciones típicas asociadas a estas intervenciones son el hematoma, la lesión de estructuras nerviosas y el descenso del calcio en sangre. Tres problemas cuya aparición ha disminuido notablemente gracias al desarrollo de nuevas técnicas como son los sistemas de sellado vascular de alta energía, la neuromonitorización intraoperatoria y los sistemas basados en fluorescencia, aunque, como matiza Francisco de Santos, “ninguna tecnología sustituye a la experiencia del equipo quirúrgico, que sigue siendo el factor fundamental para disminuir la tasa de complicaciones”.

SELLADO VASCULAR

Los sistemas de sellado vascular de alta energía han permitido disminuir la aparición de hematomas postoperatorios, que al producirse en el cuello pueden comprometer la respiración del paciente. “Actualmente los hematomas postoperatorios son anecdóticos, ya que ahora se puede sellar con seguridad todos los vasos sanguíneos, facilitando la disección y acortando enormemente la duración de la intervención”, argumenta el especialista de Quirónsalud Cáceres.

A pesar de ello, por seguridad todos los pacientes que son sometidos a una tiroidectomía se mantienen en observación postoperatoria durante las seis horas siguientes a la operación, el intervalo de tiempo de mayor riesgo para la aparición de estos hematomas.

En cuanto a las lesiones nerviosas, la lesión del nervio laríngeo recurrente es la complicación “más temida por el cirujano de tiroides y también la más conocida entre los pacientes”, asegura el doctor Francisco de Santos. Este nervio juega un papel fundamental en la movilidad de las cuerdas vocales, por lo que si se lesiona puede llegar a producir dificultad para proyectar la voz, entre otras cosas.

“Para solventarlo se ha universalizado el uso de la neuromonitorización intraoperatoria, un sistema que nos monitoriza el funcionamiento del nervio laríngeo para conocer su estado durante la intervención y si está sufriendo algún tipo de alteración, lo cual nos permite tomar medidas intraoperatorias para su preservación”, indica el especialista.

SISTEMAS DE FLUORESCENCIA

El tercero de los riesgos más típicos es la hipocalcemia o descenso del calcio en sangre, derivado de la lesión de las glándulas que lo regulan, las paratiroides, que por su tamaño milimétrico y su situación pegada a la tiroides pueden resultar dañadas.

Para ello, en los últimos años han aparecido sistemas basados en fluorescencia que ayudan a la localización y preservación de dichas glándulas. Como apunta el doctor de Santos, esta técnica se puede aplicar de dos maneras distintas. Por un lado, con la autoflorescencia del tejido paratiroideo, que al ser iluminado con un espectro específico de luz brilla de forma natural. 

La otra opción es inyectar un colorante médico que es absorbido por las glándulas paratiroides, proporcionándoles fluorescencia y reflejando también su árbol vascular para intentar no dañarlo.  

Comentarios