Se trata de un proyecto que cambia radicalmente la manera de afrontar el problema del acoso en las aulas. Pretende poner el foco en el alumnado que se esfuerza, que ayuda a los demás y que no pega ni insulta.
Esta modalidad de ciberacoso afecta especialmente a los menores, quienes constituyen una gran parte de la comunidad gamer, y se puede manifestar de diferentes maneras, con insultos, amenazas, exclusión social, comentarios sexistas o racistas, entre otros.