El síndrome del intestino irritable es una de las patologías digestivas más frecuentes

Dolor intestinal
El síndrome del intestino irritable es una de las patologías digestivas más frecuentes

El Síndrome del Intestino Irritable (SII) es un trastorno funcional digestivo, caracterizado por una disfunción del eje intestino-cerebro y cuyos síntomas provienen del intestino delgado y del colon.

Con motivo del Día Nacional del Síndrome del Intestino Irritable (SII), la Fundación Española del Aparato Digestivo (FEAD) busca concienciar sobre esta patología incidiendo en la importancia del diagnóstico basado en criterios de síntomas.

El síndrome del intestino irritable es un trastorno funcional digestivo, caracterizado por una disfunción del eje intestino-cerebro y cuyos síntomas provienen del intestino delgado y del colon. “Es importante destacar que hasta un 40% de la población mundial presenta síntomas digestivos de tipo funcional y un 10-15%, es decir, entre 1 y 2 personas de cada 10 pueden tener síntomas compatibles con el SII”, apunta la Dra. Carolina Malagelada, experta y secretaria de la FEAD y médico adjunto del Servicio de Aparato Digestivo del Hospital Vall d'Hebron (Barcelona).

Con todo esto, el SII es muy fácilmente confundible con otras patologías con las que comparte síntomas, de aquí la importancia de excluir otras enfermedades antes de dar una valoración final en positivo.

Síntomas y tipología

Los síntomas de este trastorno se centran en dolor o molestia abdominal asociada con cambios en el hábito defecatorio. Dentro de esto, hay varios subtipos entre los que se encuentran el subtipo diarrea, el subtipo estreñimiento y un grupo denominado el subtipo mixto. “Lo importante es que haya una molestia o dolor abdominal de más de 6 meses de evolución acompañado de un cambio en la frecuencia o consistencia de las deposiciones”, apunta la Dra. Malagelada, razones por las que es una de las enfermedades que más afecta la calidad de vida de los pacientes.

Además, puede haber otros síntomas que lo acompañan como la distensión abdominal o sensación de hinchazón o flatulencia, entre otros.

Por otro lado, “los pacientes suelen referir que factores relacionados con el estilo de vida, como la alimentación y el estrés influyen negativamente en los síntomas”, concluye la doctora. Igualmente, la sobreinformación en internet y el aumento de consultas por trastornos funcionales reflejan una mayor conciencia de la población sobre la salud digestiva.

Diagnóstico

El diagnóstico está basado en los criterios de Roma, basados en la frecuencia y duración de los síntomas. En este sentido, “es importante señalar que no existe una prueba diagnóstica para identificar el SII”, por eso, “realizamos un diagnóstico tras excluir otras enfermedades digestivas mediante las pruebas que consideremos necesarias”, señala la doctora.

Una vez se ha alcanzado el diagnóstico de intestino irritable, “debemos comunicarle al paciente nuestra sospecha diagnostica de que se trata de un Síndrome del Intestino Irritable, en lugar de repetir múltiples pruebas cuyos resultados dan valores normales”. Para esto “la habilidad, experiencia y conocimiento del médico también son claves”.

Por otro lado, “es igual de importante que, aunque las pruebas reflejen valores normales el paciente confíe en la valoración del médico y su diagnóstico” porque, a veces, “el no tener esa prueba diagnóstica dificulta la credibilidad de esta valoración en positivo” por lo que, “una relación de confianza y empatía médico-paciente es fundamental para el posterior tratamiento de este trastorno”.

Tratamiento

La gran mayoría de pacientes con SII presentan síntomas relativamente leves “por lo que se pueden tratar con lo que llamamos medidas conservadoras”, añade la doctora. No obstante, un primer paso importante en todos los casos es comunicar al paciente el diagnóstico y explicarle bien lo que significa, posteriormente, “hay disponibles múltiples opciones terapéuticas que incluyen medidas dietéticas, mejorar el descanso y reducir el estrés y, por supuesto, tratamientos farmacológicos”.

Sin embargo, “el tratamiento siempre dependerá de los síntomas que presente el paciente y la gravedad de estos, por lo que, se requiere un manejo personalizado e individualizado por paciente ya que no sirve el mismo para todos”, confirma.

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