El Torno, el mirador de El Valle. Historia y patrimonio

Mirador de la Memoria
El Torno, el mirador de El Valle. Historia y patrimonio

El Torno es un municipio de la provincia de Cáceres que pertenece a la comarca de Plasencia. Cuenta con una superficie de 22,26 kilómetros cuadrados, que se encuadran en el Valle del Jerte, en las estribaciones occidentales de la Sierra de Gredos.

“El Torno sigue siendo un testimonio viviente de la historia de Extremadura. La localidad no solo conserva un valioso patrimonio arquitectónico y cultural, sino que también representa un modelo de cómo las comunidades rurales pueden adaptarse a los tiempos modernos sin renunciar a sus raíces. El Torno, con su historia de resistencia, supervivencia y preservación cultural, es un símbolo de la riqueza histórica del Valle del Jerte y de la resiliencia de sus habitantes”, afirma en el prólogo de este libro sobre la historia y el patrimonio de su pueblo Julián Elizo Muñoz, alcalde de la localidad.

El cronista oficial de Trujillo y doctor en Historia del Arte, José Antonio Ramos Rubio, y el fotógrafo Óscar de San Macario Sánchez, abordan en esta obra el medio natural y la población, la historia de la población y sus manifestaciones artísticas, la arquitectura popular y vernácula, el pósito y las fiestas y tradiciones populares.

El Torno es un municipio de la provincia de Cáceres que pertenece a la comarca de Plasencia. Cuenta con una superficie de 22,26 kilómetros cuadrados, que se encuadran en el Valle del Jerte, en las estribaciones occidentales de la Sierra de Gredos.

Los autores afirman que la historia del Valle del Jerte está marcada por el proceso de repoblación que tuvo lugar durante la Edad Media, un periodo clave para la configuración social y territorial de la región. Tras la Reconquista, cuando las tierras del norte de Extremadura fueron arrebatadas a los musulmanes, se inició un proceso de repoblación impulsado por los reyes cristianos y las Órdenes Militares, especialmente las del Temple y Santiago.

Este proceso, que tuvo lugar durante los siglos XII y XIII tuvo como objetivo consolidar el dominio cristiano de la zona y asegurar la defensa de las nuevas fronteras. Para ello, se incentivó el asentamiento de los colonos en estas tierras, ofreciendo privilegios y exenciones fiscales. Los nuevos pobladores, procedentes de la zona astur-leonesa, fueron especialmente ganaderos, aunque comenzaron a cultivar las fértiles tierras del valle, aprovechando sus recursos naturales, como la abundancia de agua y la riqueza forestal.

Al encontrarse El Torno en mitad de la ladera, tuvo gran importancia la actividad ganadera. El ganado pasaba los inviernos del pueblo hacia el río, o la dehesa boyal, y en verano, en la sierra o los baldíos. Una de las actividades más destacadas en la región es la cría de vacas y ovejas en sistemas extensivos. Estos animales se crían al aire libre, aprovechando los pastos naturales de las sierras cercanas. La raza bovina más común es la retinta, adaptada a las condiciones de la zona y en cuanto a ovino, predominan las razas merinas.

En las zonas montañosas como El Torno, también es co­mún encontrar explotaciones de cabras. Este tipo de gana­do es más resistente a terrenos accidentados, y su leche es utilizada para la producción de quesos artesanales, algo típico en la gastronomía local.

El sistema de pastoreo es extensivo, lo que implica que el ganado se alimenta principalmente de los recursos natura­les. Esto es clave para la sostenibilidad de la ganadería en la zona, ya que reduce la dependencia de piensos indus­triales y promueve un manejo más respetuoso con el medio ambiente.

La ganadería en El Torno se beneficia del paisaje típico de Extremadura, donde las dehesas y los montes propor­cionan un entorno ideal para el pastoreo, tanto de ovejas como de vacas. Las dehesas son ecosistemas únicos en la Península Ibérica, caracterizados por la combinación de pastos y árboles. La producción de carne de alta calidad, tanto de vacuno como de ovino, es uno de los principales productos de la ganadería de la zona. En muchos casos, estos productos es­tán certificados como carnes ecológicas o de ganadería ex­tensiva, lo que les otorga un valor añadido en el mercado. Además, la leche de cabra y oveja es utilizada en la producción de quesos artesanales, que son muy apreciados en la región. El pastoreo extensivo y el uso de recursos na­turales en la alimentación del ganado contribuyen a la alta calidad de estos productos.

La repoblación medieval no solo transformó el paisaje del Valle del Jerte, con la creación de pequeñas aldeas y núcleos rurales, sino que también dio lugar a un mestizaje cultural que se refleja en las tradiciones y costumbres de la región. El desarrollo de la agricultura, especialmente la viti­cultura y el cultivo de frutales, sentó las bases de la econo­mía local, que sigue siendo una de las principales fuentes de sustento para los habitantes del valle. Así, la repoblación medieval fue un proceso fundamental en la configuración del Valle del Jerte tal como lo conoce­mos hoy, un lugar donde la historia, la cultura y la naturale­za se entrelazan de manera única.

Entre las tradiciones populares más destacadas de El Tor­no se encuentra la celebración de las fiestas patronales en honor a San Lucas Evangelista, que se llevan a cabo el 18 de octubre. En la festividad de la Patrona, la Virgen de la Piedad (el 15 de agosto), el pueblo se viste de gala y los vecinos participan en di­versas actividades, como procesiones, verbenas, y concur­sos, que fortalecen los lazos comunitarios. Otra festividad significativa han sido los carnavales que, aunque común en toda España, en El Torno adquiere un carácter único.

Además de sus tradiciones, El Torno destaca por su arqui­tectura popular, que es un testimonio tangible de su historia y adaptación al entorno montañoso del Valle del Jerte. Las casas de El Torno, construidas principalmente con piedra y madera, presentan características típicas de la arquitectura serrana extremeña. Las viviendas, con sus tejados a dos aguas y balcones de madera, se integran armoniosamente en el paisaje, reflejando una simbiosis entre el hombre y la naturaleza. 

El Torno, con sus tradiciones y su arquitectura popular, no solo es un lugar de gran belleza, sino también un reflejo fiel del legado cultural del Valle del Jerte. Este pueblo, don­de la historia y la naturaleza se entrelazan, ofrece a sus vi­sitantes una ventana al pasado y una experiencia auténtica de la vida rural extremeña.

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