Realizadas con éxito dos craneotomías en un hospital de Badajoz
Las operaciones han servido para tratar una malformación vascular cerebral y un tumor cerebral maligno. Aunque en ambos casos se opera mediante la apertura del cráneo, ambas cirugías son diferentes entre sí.
Los profesionales del Hospital Quirónsalud Clideba de Badajoz han realizado recientemente con éxito dos craneotomías para pacientes con casos muy distintos.
Esta intervención quirúrgica consiste en la apertura del cráneo para acceder al compartimento intracraneal y poder operar la patología que se encuentra dentro del cráneo, generalmente en el cerebro y sus cubiertas, tales como tumores cerebrales, malformaciones vasculares, hematomas o infecciones, entre otras.
Concretamente, las operaciones han servido para tratar una malformación vascular cerebral y un tumor cerebral maligno. Aunque en ambos casos se opera mediante la apertura del cráneo, ambas cirugías son diferentes entre sí. Para la malformación vascular se debe extirpar un ovillo de arterias y venas malformadas que se alojan en el cerebro y que tiene el riesgo de provocar un hematoma cerebral si no se interviene.
En el caso de los tumores, ya sea benigno o maligno, es una lesión que crece y comprime o infiltra el cerebro circundante. De no extirparse, sigue creciendo y puede provocar daños importantes en el cerebro. El operado en el hospital pacense era un tumor maligno tipo glioma para el que además se ha usado una técnica de cirugía guiada por fluorescencia intraoperatoria.
Esta técnica consiste en administrar al paciente un precursor natural por vía oral que es captado por las células del glioma maligno, que al sintetizarlo arrojan una luz fluorescente con la que el cirujano puede detectar fragmentos del tumor que pasan inadvertidos al ojo humano, ayudándolo también a no dañar el tejido cerebral sano durante la operación.
PACIENTE DORMIDO O DESPIERTO
Las craneotomías pueden llevarse a cabo tanto con el paciente dormido como despierto, dependiendo de la patología en cuestión y la zona del cerebro donde se encuentre. En el caso de la malformación vascular intervenida en Quirónsalud Clideba, al paciente se le operó dormido, es decir, con anestesia general con intubación y conexión a un respirador.
Por su parte, al paciente con tumor cerebral maligno se le practicó lo que se conoce como cirugía en paciente despierto. En este caso se utilizó anestésico local para las zonas en las que las incisiones pueden provocar dolor, concretamente la piel y la cubierta del cerebro, además de sedación controlada por parte del anestesiólogo.
De esta forma, en la llamada fase de mapeo y antes de tocar el cerebro, al paciente se le despierta por completo y se estimula en las zonas expuestas para saber cuál es importante y puede albergar alguna función neurológica crucial, con el fin de que el neurocirujano no la lesione cuando tenga que acceder y extirpar la lesión cerebral.
Este tipo de cirugía es fundamental en lesiones que se sitúan en áreas cerebrales que se encargan de controlar la movilidad de las diferentes zonas del cuerpo, especialmente en las áreas que controlan el lenguaje.
EL EQUIPO
Aunque la craneotomía es una cirugía que no se practica de manera rutinaria, requiere de un equipo técnico y de profesionales especializados capaces de llevar a cabo este tipo de intervenciones complejas con todas las garantías sanitarias. En las realizadas en el Hospital Quirónsalud Clideba han participado el Dr. Luis Miguel Bernal, especialista en Neurocirugía; el Dr. Francisco Toro, especialista en Anestesiología; el Dr. David Llinares, especialista en Medicina Intensiva, así como otros profesionales del equipo de UCI y de Enfermería que están familiarizados con estas cirugías.
En general, una craneotomía suele durar entre tres y cuatro horas, aunque todo depende de la patología a operar. A esto habría que sumar el tiempo que precisa el anestesiólogo para la preparación preoperatoria y el despertar postquirúrgico, que puede llegar a ser entre 60 y 90 minutos.
Una vez intervenido, el paciente operado de patología cerebral suele requerir entre cuatro y cinco días de estancia hospitalaria, siempre que no haya complicaciones. Aunque son poco frecuentes, los riesgos asociados a estas cirugías son hematomas cerebrales, infarto postquirúrgico, edema cerebral, infecciones o fístulas de líquido cefalorraquídeo. Por este motivo, para evitar dichos riesgos, es importante el manejo intraoperatorio por parte del anestesiólogo y el neurocirujano, así como la observación y vigilancia en la UCI en el posoperatorio inmediato.