Los dulces conventuales se exponen y venden este fin de semana en Mérida
Esta iniciativa les permite sostener su labor y mantener vivo el espíritu de apoyo mutuo, ofreciendo productos de calidad que ha seleccionado cuidadosamente para compartir con quienes visitan este mercado.
La exposición y venta de dulces conventuales de Mérida y el mercado se celebrará hasta el 1 de diciembre, convirtiéndose en una cita tradicional para comprar los dulces que nos acompañarán durante la Navidad.
Los dulces conventuales, donde la calidad está asegurada y al mismo tiempo, se colabora en el sustento de los conventos, que tienen en la repostería una de sus escasas fuentes de ingresos. Esta tradicional cita en la que se pueden adquirir artículos de repostería que se realizan de forma artesanal, contará este año con la participación de 13 conventos.
El mercado tiene un carácter no lucrativo y la recaudación obtenida por la venta de dulces va íntegra a los conventos. Por lo tanto, es una actividad netamente solidaria.
Durante la celebración del mercado participarán los siguientes conventos: San Pedro de Trujillo, Las Clarisas de Zafra, Llerena y Montijo, San Leandro de Sevilla, La Purísima Concepción de Marchena , Clarisas de Almendralejo , Siruela y Badajoz, las Carmelitas Descalzas de Córdoba Santa Clara de Jesús de Estepa, La Paz de Fregenal de la Sierra y Santa Teresa de Jornet de Mérida, que aunque no cuentan con un obrador propio, su comunidad colabora con la venta de dulces que adquieren de otros fabricantes.
Esta iniciativa les permite sostener su labor y mantener vivo el espíritu de apoyo mutuo, ofreciendo productos de calidad que ha seleccionado cuidadosamente para compartir con quienes visitan este mercado.
En esta edición, se contará con más de 50 tipos distintos de dulces entre los que se pueden encontrar trufas, mazapanes, cajas de polvorones, pestiños y yemas. Su precio oscilará entre los 4 euros y los 35 euros de las "latas gran surtido especial con Mazapán".
Todos los productos a la venta son 100% artesanales, elaborados con materia prima de primera calidad. Dulces que han pasado de generación en generación, remontándose algunas recetas a la fundación del propio convento, como sucede con las Clarisas de Badajoz, cuyo año de fundación es en 1492, con más de 500 años de antigüedad.
Con esta iniciativa, quieren contribuir al mantenimiento de los conventos de clausura que, en su mayoría, se sustentan de la venta de dulces artesanos, por lo que el certamen es una ayuda a su principal medio de ingreso, a la vez que se sostiene el patrimonio y el modo de vida monacal.