Cultura, patrimonio y gastronomía como señas de identidad
La región extremeña cuenta con enclaves históricos, un extenso patrimonio cultural, naturaleza en estado puro y una gastronomía que ofrece su variedad por toda su geografía.
Lugares emblemáticos como el Monasterio de Yuste y el Real Monasterio de Guadalupe, declarado Patrimonio Mundial por la UNESCO, añaden una capa espiritual a la región extremeña. Si Guadalupe fusiona los estilos gótico, mudéjar y renacentista, Yuste ofrece un remanso de paz que cautivó, incluso, al emperador Carlos V.
Y remontándonos en el tiempo, el yacimiento arqueológico de Casas del Turuñuelo, en Guareña (Badajoz), pone en valor el enigmático esplendor de la civilización tartésica. Por último, municipios como Trujillo, Llerena, Jerez de los Caballeros, Trevejo, Segura de León o Cabeza la Vaca son también imperdibles a la horade explorar las esencias de esta cuna de civilizaciones.
Los amantes de la naturaleza encontrarán aquí un paraíso de la biodiversidad, encarnado por sus tres Reservas de la Biosfera: la Transfronteriza Tajo-Tejo Internacional, la de Monfragüe y la de La Siberia, al noreste de Badajoz. Cada una de ellas ofrece un sinfín de rutas de senderismo, que, en función de las diferentes estaciones del año, podemos complementar con experiencias como la floración de los cerezos del Valle del Jerte o el Otoño Mágico del Valle del Ambroz, declarado Fiesta de Interés Turístico Internacional.
La cocina extremeña es un eco de esta tierra: plural, gustosa, diversa. Rutas como la del Ibérico Dehesa de Extremadura o la del Queso invitan a descubrir productos como el jamón ibérico de bellota, la Torta del Casar o, por qué no, el pimentón de La Vera, que casa con todo. Entre tanto, fiestas populares como la Pedida de la Patatera en Malpartida de Cáceres, la Feria del Queso en Trujillo o el Día del Jamón en Monesterio son como una gracia que nos concede el calendario para renovar nuestros votos con los sabores de esta tierra.