El cierre de Almaraz podría suponer una catástrofe para Extremadura y para todo el país. Así lo confirma David Rodrigo, presidente de la Federación española de asociaciones profesionales de personal con licencia de operación de centrales nucleares (FELO).

Cerca de 3.000 familias de la provincia de Cáceres viven directa o indirectamente de la central de Almaraz, su cierre provocaría la pérdida de estos puestos de trabajo. “Si luego nos quejamos de la España vaciada, el fin de la energía nuclear lo provocaría aún más”, comentó indignado el presidente de la federación.

Hace unos días, Teresa Ribera, exminisitra de Transición ecológica, no se reunió con la plataforma “Sí Almaraz, sí al futuro” ni con los alcaldes de la mancomunidad de Campo Arañuelo.

Sin embargo, autorizó la ayuda de 30.000 millones para alargar la vida de dos centrales nucleares belgas. Ante esta disparidad de criterios, David en los micrófonos de Radio Interior expresó desconcierto, “no podemos entender que cuando estás en tu país defiendes el cierre de las centrales nucleares y cuando vas a Europa haces lo contrario”.

En Alemania, han impulsado el gas y ha supuesto una subida en la factura de hasta 10 veces más que con la energía nuclear, la dependencia de terceros y una crisis energética sin precedentes. Según David “ Una familia corriente no podría pagar esa cantidad en el recibo de la luz, debemos depender de nosotros mismos y no de terceros”.

Desde la federación apoyan encarecidamente las energías renovables pero se necesita otra que haga de base y sea propia, “y la mejor para España es la nuclear”, afirma David.

Aún tiene esperanzas de que el cierre no se produzca, “Entiendo que en algún momento el sentido común se va a imponer y van a seguir funcionando las centrales nucleares en nuestro país”.