Se busca auxiliar de conversación nativo para trabajar en la Extremadura rural
Vivir en la Extremadura más rural es bastante más barato que hacerlo en Madrid, en Mérida o en Badajoz.
Vivir en la Extremadura más rural trae sus complicaciones a la hora de encontrar personal cualificado que esté dispuesto a trabajar alejado de una ciudad.
Claro ejemplo es lo que ha ocurrido en Moraleja, localidad del norte de Cáceres con secciones biligües en el Colegio Público Cervantes y en el IES Jálama. De momento, en el Cervantes no se ha cubierto la plaza de auxiliar de conversación de Inglés y que requiere que el profesional que ocupe el puesto vacante sea nativo.
Lo cierto, es que en el centro escolar no pierden la esperanza de que la Consejería de Educación de la Junta de Extremadura encuentre al candidato idóneo para vivir unos meses en Sierra de Gata y en un colegio que es un perfecto ejemplo de cómo se puede impartir formación de calidad en un pueblo que roza los 7.000 vecinos.
El director del colegio, Saturnino Méndez, espera que en unas semanas se pueda suplir este hueco y contar con alguien que ayude a mejorar el nivel de Inglés, algo que es fundamental en las necesidades educativas de la actualidad.
Vivir en el norte de Cáceres es bastante más barato que hacerlo en Madrid, en Mérida o en Badajoz. Moraleja dispone de unas instalaciones deportivas completas, que incluyen además piscina climatizada. Hay equipos de fútbol, baloncesto, voleibol, se puede practicar vela en aguas del embalse de Borbollón y la localidad es famosa por su riqueza ornitológica y limpieza del cielo nocturno, que han convertido a Moraleja en el primer municipio de Extremadura en contar con un paraje Starlignt.
Pero en la oferta de atractivos para "enganchar" a un nativo, aún hay más. Moraleja dispone de una de las mejores piscinas naturales de Extremadura, cuenta con Circular Lab para innovar y con un Espacio para la Creación Joven en el que no falta el entretenimiento.
Si algún americano quiere perderse en esta tierra al más puro estilo Hemingway, descubrirá el tipismo más arraigado de la cultura popular en la figura del toro, rey de las fiestas de San Buenaventura. Saboreará productos de la huerta de alta calidad y podrá formar parte de un cub de lectura en el que encontrará muchos socios dispuestos a entrablar conversación.
Por cierto, también hay un club de amigos de la cerveza que organiza catas, encuentros...que sin duda ayudará a que la experiencia de perderse en la Extremadura más rural se convierta en una experiencia inolvidable.
En cuanto al transporte público, para que mentir, deficiencias como en toda la región. Pero siempre queda Bla Bla Car para ir a Madrid-Barajas a pillar el vuelo de regreso y las bicicletas. Sí, porque Moraleja es el pueblo de las bicis. Da igual la edad que uno tenga, en esta localidad y al más puro estilo Países Bajos los jubilados van al huerto y a la compra a dos ruedas, se puede ir a trabajar o al cole en bici porque Moraleja es tan llana que si de cuestas hay que hablar, sólo salen dos: la de El Arrabal y "la barrerona".
Y lo mejor, sus gentes y el pan. En Moraleja no hay forasteros, aunque lleguen de Wisconsin o de Iowa, de Wimbledon o de O'connor street...Y como las penas con pan son menos penas, en Moraleja sí se come pan elaborado artesanalmente en las tahonas locales o de los pueblos de alrededor.
Posdata: con un poco de suerte, lo mismo el vecino te regala unos huevos caseros, a cambio de que le cuentes a su nieto en inglés lo increible que es volar 12 horas, hacer el petate y quedarse a vivir en Moraleja. Y si el nativo tiene miedo al avión, solucionado: se admite un gibraltareño, sólo le quedan unas cinco horas por delante en carretera y por la Ruta de la Plata.