La rentabilidad del sector se encuentra en peligro debido a los bajos precios que reciben los agricultores por su cosecha.
A pesar de que las altas temperaturas han afectado ligeramente la producción, las lluvias han favorecido un desarrollo saludable del viñedo.
Además de la escasez, otros factores como la subida del precio del vino blanco convencional y el aumento del rendimiento de prensado respaldan la demanda de precios más altos por parte de los viticultores.