Trujillo majestuoso, o el viaje al pasado
Trujillo es el centro geográfico de Extremadura. Cuando nos adentramos en esta ciudad nos sorprende una asombrosa riqueza patrimonial, presidida por el castillo desde el que se divisa un entorno digno de admiración.
La ciudad de Trujillo, situada en el centro de Extremadura y a poco más de 40 kilómetros de Cáceres, es uno de los referentes turísticos de la región y parada obligatoria para el viajero que se adentra en tierras extremeñas. Incluida en la Red de Pueblos Más Bonitos de España y elegida Maravilla Rural en 2015, conserva la esencia de su historia, un imponente patrimonio, un llamativo entorno natural y una exquisita gastronomía.
Ciudad Muy Noble, Muy Leal, Insigne y Muy Heroica, está coronada por el castillo erigido en la zona más alta de la urbe. Fueron varios los pueblos que pasaron y dejaron su herencia en este estratégico enclave, pero fue con la llegada de los musulmanes con los que adquirió un fuerte carácter defensivo, como atestigua la construcción de la Alcazaba.
La conquista y colonización del Nuevo Mundo es el hito histórico que ha marcado para siempre la historia y el patrimonio de Trujillo. Francisco Pizarro, Francisco de Orellana, Alonso de Hinojosa, Gaspar de Carvajal, Diego García de Paredes son algunos de los conquistadores que partieron de la ciudad extremeña y dejaron una huella imborrable en la historia de América, y gracias a las riquezas traídas del Nuevo Mundo, Trujillo quedó colmada de palacios, casas solariegas, capillas y hospitales.
Adentrarse en su casco histórico y pasear por sus calles constituyen un verdadero viaje por la historia. En la Plaza Mayor, de estilo renacentista y, centro neurálgico de la villa histórica, destaca la Iglesia de Santa María la Mayor, construcción del siglo XIII, y que, a juicio de numerosos historiadores, es el edificio más importante de la ciudad. Fue levantada a lo largo de distintas épocas con materiales diversos, y catalogada como una obra del Románico tardío.
Realza el patrimonio de la plaza el Palacio de los Marqueses de la Conquista, construido en el Siglo XVI por orden de Hernando Pizarro y por su esposa y sobrina, Francisca Pizarro Yupanqui, hija del célebre conquistador. La Iglesia de San Martín de Tours es otro de los referentes de Trujillo, data de la primera mitad del siglo XVI y se construyó sobre la anterior estructura de un edificio del siglo XIV afectado por los enfrentamientos que tuvieron lugar durante la Guerra de Sucesión a la corona de Castilla, entre las tropas de doña Juana La Beltraneja e Isabel de Castilla.
Las obras del templo se retomaron en el siglo XVI, época en la que se hicieron la mayor parte de las aportaciones que conserva Trujillo en la actualidad. A sus pies se encuentra la estatua ecuestre de Francisco Pizarro, que vigila la ciudad desde su atalaya en la Plaza Mayor desde el año 1929. Realza el patrimonio de la plaza el Palacio de los Marqueses de la Conquista, construido en el Siglo XVI por orden de Hernando Pizarro y por su esposa y sobrina, Francisca Pizarro Yupanqui, hija del célebre conquistador.
La Iglesia de San Martín de Tours es otro de los referentes de Trujillo, data de la primera mitad del siglo XVI y se construyó sobre la anterior estructura de un edificio del siglo XIV afectado por los enfrentamientos que tuvieron lugar durante la Guerra de Sucesión a la corona de Castilla, entre las tropas de doña Juana La Beltraneja e Isabel de Castilla.
En su interior destacan el retablo mayor, fechado en el primer Barroco, varias pinturas y un órgano del siglo XVIII. El elenco de edificios singulares que conserva la majestuosa Plaza Mayor, obliga a pararse frente al Palacio de los Carvajal Vargas, Duques de San Carlos, antigua morada de los Correos Mayores de India, y que está considerado como la más monumental de las residencias civiles extremeñas del Renacimiento.
Trujillo fue, entre los años 1528 y 1804, la única capital provincial de Extremadura, y a pesar del transcurrir de los años, ha sabido conservar y proteger el legado que le fueron transmitiendo las distintas generaciones que dejaron su impronta en una arquitectura civil y religiosa única en la región.
Fruto de este pasado religioso son los numerosos conventos que pueblan el casco histórico trujillano. En algunos casos han sido restaurados y convertidos en edificios modernos sin perder un ápice de su atractivo histórico, entre ellos, el de los Franciscanos Alcantarinos, el de las Franciscanas Descalzas de San Antonio, el de las Dominicas de San Miguel o el Convento de las Concepcionistas de Santa Clara, convertido en Parador Nacional de Turismo. Otros conventos de la ciudad son el de San Francisco, el de las Franciscanas de San Pedro y el de los Dominicos de la Encarnación.
El viajero no sólo encontrará en Trujillo un acentuado patrimonio y una rica historia, también sus gentes le harán partícipe de sus propias tradiciones. Una de las más populares es la fiesta de El Chíviri, declarada de Interés Turístico Regional y que cada Domingo de Pascua cierra la Semana Santa Trujillana reuniendo en la Plaza Mayor a miles de participantes que ataviados con el traje típico cantan y bailan durante toda la jornada.
La Plaza Mayor sirve de escenario para celebrar la Feria Nacional del Queso, uno de los certámenes queseros de referencia a nivel mundial. El certamen monográfico tiene lugar durante el puente del Primero de Mayo, expone más de 500 variedades de queso artesano y llega a congregar a cerca de 200.000 personas durante el fin de semana. La Feria Agroganadera, las fiestas patronales y los diferentes eventos y certámenes que acoge la ciudad a lo largo del año hacen que cualquier fecha en el calendario sea propicia para perderse por las calles de Trujillo y disfrutar de su excelencia gastronómica.